En nuestro patio tenemos la suerte de contar con muchos árboles y, durante algunos días, estuvimos obervando que los niños jugaban con las hojas que habían caído. Las amontonaban, las utilizaban como pinceles, las rompían para hacer comidas, nos las regalaban...
Debido al interés que mostraban en aquel momento por las hojas, les propusimos recoger algunas para poder utilizarlas en clase y a los pocos días teníamos una caja llena de hojas secas.
Entonces jugamos con ellas y les propusimos crear formas y dibujos ayudándose, si querían, de rotuladores. Estuvieron encantados y surgieron cosas preciosas.
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